¿Y si esta noche vienen por tu alma?

¿Qué haría usted si DIOS le anunciara hoy en un sueño que solo tiene tres días de vida? ¿Está preparado para dejar todo lo que tiene y todo lo que hace para presentarse ante el DIOS SANTO? ¿Tendría completa seguridad de su salvación y sabría sin ninguna duda que el Señor JESÚS le aceptará plenamente sin acusarle de nada? ¿Saltaría de gozo por su pronto encuentro con el REY de reyes y SEÑOR de señores, o estaría temblando por la incertidumbre del destino de su alma?

Es muy bueno hacernos estas preguntas, no para llenarnos de temores infundados, sino para evaluar el lugar donde está nuestro corazón y quién es realmente el dueño de nuestra alma. ¿Es JESÚS el Señor absoluto de mi vida, o hay otros señores que se disputan la posesión y el trono de mi corazón? Responder a esto, honestamente, es ponerse en posición correcta delante del SEÑOR y estar preparado para ese grandioso día de la plena salvación. Si estamos fundamentados en la verdad, como una casa sobre la Roca, entonces la verdad nos defenderá, aquí en la tierra y en la misma presencia de JESÚS por la eternidad. (Ver Mateo 7:24-27)

“Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8).

¿Cómo saber si hemos abrazado la fe de Cristo? La Biblia nos enseña que si tenemos fe, el fruto del amor se verá en nuestra vida, porque “la fe obra –o trabaja- por medio del amor” (Hebreos 10:7) y “por sus frutos los conocerán” (Mateo 7:16-20). Si usted está produciendo el fruto completo del Espíritu Santo, el amor de Dios será la evidencia de que entró a “la vida” por la puerta estrecha del arrepentimiento y que está en el camino que a DIOS le agrada. Y si esta noche el SEÑOR lo llama a su Presencia entonces podrá ir con toda confianza.

JESÚS nos dijo claramente que arrepentimiento y fe son la única puerta de entrada a la vida y es la marca del genuino carácter cristiano. Si vivimos y andamos así podríamos partir hoy sin ningún temor, y presentarnos con paz y absoluta confianza delante del dueño y juez de nuestra alma. ¿Qué diferencia a la persona que al morir y partir de este mundo se encontrará con la sonrisa en el rostro de JESÚS o que huirá de Él avergonzado? La respuesta es arrepentimiento y fe, que produce los frutos espirituales que agradan a DIOS. Miremos muy bien esta escritura:

“Justificados pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1)

¿Quién le puede arrebatar a un creyente esa paz sobrenatural que proviene de su fe en la justicia de Cristo? Esta PAZ CON DIOS es un tesoro invaluable, costó la sangre del Cordero, y se nos concede por pura misericordia, porque DIOS quiso hacerlo. Y sin embargo, ese es el objetivo principal de Satanás, pues el maligno aborrece a DIOS y la Paz de DIOS que habita en nosotros sus discípulos por la Palabra y la presencia del Espíritu Santo. Siempre habrá algo, o alguien, que nos pueda desconectar de la fuente de vida que es el Espíritu y la Palabra de DIOS. Por lo cual debemos estar siempre vestidos con toda nuestra armadura celestial (Ver Efesios 6:10-18) y no confiar en que tenemos la aprobación divina porque hemos recibido un ministerio o un don. El Señor JESÚS mira siempre nuestro corazón y la comunión con Su Espíritu. Desechar el conocimiento del Señor por el orgullo del poder espiritual nos descalificará para estar con Él por la eternidad. Porque “el verdadero fuego espiritual proviene de la presencia del Espíritu Santo en la vida. No es solo decir Jesús”, no es solo decir ‘Señor, Señor’. (Ver Mateo 7:21-23)

¡La necesidad de este tiempo es decidir! Si hoy terminara mi tiempo en la tierra, ¿tengo ese testimonio en mi interior, la voz del Espíritu en mi corazón, de que soy hijo o hija de Dios? ¿Sé con total certeza que he nacido de nuevo y que vivo en justicia, santidad y verdad? ¿Tengo la Paz de Cristo que me lo asegura? ¿Realmente la tengo? La noche está oscureciéndose cada vez más sobre todo el mundo y se acerca velozmente el día de Cristo. ¿Qué valor tiene mi alma y qué valor le he dado al sacrificio de JESÚS y su preciosa sangre derramada por mí?

Nadie ignore que solo tenemos dos opciones en esta vida: Vencer o ser vencidos.

¡Jesucristo Vive, Jesucristo Viene!

Con amor en Cristo,

Pastor Daniel Marín Ocampo


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