Su Salvación en 3 sencillos pasos

1. Cambie su manera
de pensar y venga a Dios

Esto es lo que significa la palabra “arrepentimiento”: Un cambio en nuestra manera de pensar acerca de Dios, acerca del hombre, el pecado, la salvación, el diablo, los ángeles, la vida futura y el destino eterno del alma.

La Palabra de Dios es muy clara acerca de la necesidad del arrepentimiento como condición básica para entrar en el Reino de Dios. El Señor Jesús lo anunció claramente al comienzo de su ministerio: 

“El tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios se ha acercado.  Arrepiéntanse, y crean en el evangelio”.  (Marcos 1:15) 

Quien verdaderamente se arrepiente confiesa que ha vivido separado de Dios y que ha llevado una vida que a Él no le agrada. Porque para Dios, aun todas nuestras buenas obras y méritos humanos son reprobados delante de sus ojos. La única justicia que Él aprueba es la justicia de su Hijo, y Él considera “justos” solo a quienes creen en la muerte y resurrección de Jesucristo y le reciben en su corazón.

“Busquen al Señor mientras puede ser hallado, llámenle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”  (Isaías 55:6-7)

La Biblia nos enseña que Dios ama al hombre y que nos creó para su gloria. Sí, Dios le ama, y tiene un plan perfecto para su vida. Pero el pecado ha hecho una separación entre usted y Dios, y la única solución a esta separación es el arrepentimiento y un nuevo nacimiento espiritual. Esto es lo que Dios nos ofrece a través de la fe en su Hijo Jesucristo.

2. Crea en el mensaje
de Salvación de Jesucristo
y confiéselo con su boca.

Cuando usted tiene un sincero y verdadero arrepentimiento de su antigua manera de vivir, su corazón está preparado para obtener gratuitamente el perdón de sus pecados. Al creer en la obra de Jesucristo y confesarlo como Señor, usted recibe Salvación gratuita, herencia como un hijo de Dios y entrada libre a la presencia del Padre celestial. ¡Esta es la gracia que Dios ofrece a todos los hombres! 

Acérquese a Él con fe, sin dudar, hágase como un niño, y crea que Dios lo perdona y acepta plenamente al creer en Jesucristo. Es cierto que sólo Dios conoce la sinceridad y los motivos de cada corazón humano, pero el Señor concede perdón absoluto y salvación eterna a quienes se acercan a Él por medio de la “fe”. 

La Biblia nos dice: 

“Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que quien se acerca a Dios, crea que Él existe, y que recompensa a todos los que le buscan”. (Hebreos 11:6).

No existe ninguna clase de buenas obras o justicia humana que nos hagan merecedores de la Salvación. La Biblia enseña que es por medio de la fe, es decir, una creencia de corazón -íntima y personal- acerca de lo que Dios ha hecho a favor de todos los hombres por medio de la sangre de Jesús y por su gloriosa resurrección de los muertos.

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”  (Juan 1:12)

Esta es la palabra de fe que predicamos. Este es su día de Salvación!

“Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo”  (Romanos 10:9)

3. Reciba hoy mismo
al Espíritu Santo.

Después de arrepentirse, creer en Jesús y en su obra perfecta de salvación, Dios lo sellará a usted con el Espíritu Santo. Esa es la promesa que Jesús nos hizo. El evangelio de Juan lo registra así:

“Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendría a ustedes. Mas si me voy, se los enviaré”  (Juan 16:7) 

El Espíritu Santo es el Espíritu de la Deidad, es el Poder y la Gloria de Dios, él es Dios mismo, aquel Consolador y Ayudador prometido por Jesús para todos los que le aman:

“Si me aman, guarden mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre: El Espíritu de Verdad… No los dejaré huérfanos, vendré a ustedes” (Juan 14:15-18)

El Espíritu Santo es una persona real que viene a vivir “en los creyentes”. Él mismo nos hace Su habitación. Él es quien hace posible que los hijos de Dios, perdonados y lavados con la preciosa sangre del Cordero, comiencen una “relación personal” con Jesús y con el Padre celestial. 

“La gloria que me diste, yo se las he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”  (Juan 17:22)

El Espíritu Santo es quien le capacitará para que sus oraciones sean efectivas, conforme a las promesas y a la voluntad de Dios. El le enseñará todo lo concerniente al Reino de Dios -al cual usted pertenece ahora- y le ayudará a caminar victorioso todos los días en la fe de Jesucristo.

“El los guiará a toda la verdad…  Él me glorificará, porque tomará de lo mío, y se los hará saber” (Juan 16:13-14)

 

Comience HOY su relación personal con JESÚS en unión poderosa con el Espíritu del Señor.
Este es el "nuevo nacimiento" que cambiará su vida y su destino eterno.